En todo el mundo se celebra el Carnaval, y en Liegos también. Lo único es que aquí se llama «Antruido».
En muchas otras partes del norte de la Península se llama así o parecido, y todos están de acuerdo en que significa «entrada» a la Cuaresma, pero aquí sabemos que en realidad el Antruido es un demonio malo acabao, que se quema a media noche en la Choza.
La Choza es una fogata enorme que, como en muchos otros sitios de la Europa Atlántica, se hace para esta fecha, unos dicen que para purificar qué se yo, otros que como símbolo del Sol que vendrá para renacer la Primavera, pero aquí la elaboran los rapaces, durante varios días de trabajo, con el único fin de hacer arder al maldito demonio Antruido, mientras la gente toca cencerros, golpea latas y hierros, y hace el máximo ruido posible.
En Antruido pasan muchas cosas, y todas peculiares. Las más vistosas seguramente sean los disfraces, los rapaces pidiendo, lo de la norma de que «por Antruido todo pasa», la propia choza ardiendo, etc. Y también hay otros aspectos de este día y su noche que suceden en otro plano menos vistoso, más incomprensible, que linda con lo misterioso. Y son el conjunto de todas las pequeñas costumbres, la mezcla de los detalles de este día, los que realmente enraízan con las antiguas tradiciones celtas, con las greco-latinas y con las judeo-cristianas. El día de Antruido es un caldero donde se amasan los conocimientos, emborronados por el larguísimo tiempo, de multitud de culturas que de una u otra forma llegaron hasta nuestra montaña.
Una muestra de estas alegóricas puchas que cuecen en el crisol de Antruido, es la siguiente explicación magico-astrológica que, sobre un aspecto bastante carnal, escuché de un vecino de esta villa, hace unos cuantos años. El informante, más o menos anónimo, depende del lector, lo contaría aproximadamente así:
«… lo que pasa en Antruido, por lo que es una noche tan distinta a las otras, es por la Luna. Porque la Luna lo rige todo, no te pienses tú… Y además es que ordena también el tiempo, y muchas cosas más. Pues resulta que las tres primeras Lunas del año son las tres Personas de la Santísima Trinidad: La primera Luna que entra es Dios Padre, la tercera, es el Espíritu Santo, por la Resurrección, y la segunda Luna, la de Antruido, es Nuestro Señor Jesucristo, que es Dios pero es Hombre, y por eso es la Luna más importante del año, y hace que todos los animales, y las personas también, que, mal comparao, somos animales igual, tengan este día más fuerza que nunca… Me refiero a que si por un suponer quieres que una novilla agarre, pues es la mejor fecha… Vamos, que esa noche están todos los animales en el monte que andan desatinaos, y las personas, pues exactamente lo mismo… ¡Vaya! ¡que andan todos altos!».
Relato narrado por Juan A. Gil Valbuena, de Liegos