Las fuentes y manantiales naturales han sido objeto de veneración a lo largo y ancho del mundo, en todas las culturas hermanadas por su modo de vida con la Naturaleza.
Así, por ejemplo, los griegos y latinos creían que determinadas fuentes eran custodiadas y habitadas por ninfas del agua, o en Irlanda y en otros lugares de influencia cultural céltica, se ofrecían votos a la Diosa Madre en determinados pozos sagrados. Y es que estos lugares fueron siempre tomados como puntos de unión, como puertas, entre el mundo real y el submundo o Más Allá, donde habitan los espíritus, los seres de luz, los dioses menores o las hadas y janas… en definitiva, la «gente» que no se ve.
No es difícil entender estas creencias ancestrales cuando descansamos en la semisombra tranquila y fresca de la Fuente de las Ácoras. El silencio cargado de presencias viejas, las hayas gordas y retorcidas por cientos de años, el entorno sembrado de ruinas entre la vegetación y muros olvidados, y la corriente cristalina que la Tierra pare generosa, hacen que nuestro corazón sepa sin lugar a dudas que no sólo brota agua en las Ácoras.
Se dice, y mucha gente de Liegos aún en los tiempos que corren puede atestiguarlo, que beber en la Fuente de las Ácoras revitaliza cuerpo y mente al instante; que mejora ciertos desórdenes leves intestinales; que es un gran remedio contra las resacas, e incluso que es el mejor agua de la zona para la plancha. Todo ello es racionalmente explicable, pero hay una característica del manantial que se nos escapa del raciocinio como una trucha resbala entre los dedos: La Fuente de las Ácoras es un manantial mágico de fertilidad. Y es que subir hasta este lugar en pareja, beber el agua y dar rienda suelta a la naturaleza al abrigo de la magia de la fuente, garantiza, según se dice en Liegos, que la mujer baje preñada de manera infalible.
¿Cuál es el significado de la palabra Ácoras? Si fuese una palabra latina, podría surgir de Aqua Aurea, es decir Agua de oro, tal vez por sus propiedades maravillosas.
Si en un alarde documental buscamos el origen del topónimo en el gaélico antiguo, podemos encontrarnos con las palabras A Carrhaig, que significan Los Amantes. La Fuente de los Amantes podría ser un muy buen nombre para este lugar donde muchos enamorados subieron y suben para, con su magia, conseguir tener hijos.
Aunque tal vez Ácoras no tenga un significado determinado, y simplemente sea el nombre de las ninfas o janas que ayudan a quienes peregrinan hasta su Fuente sagrada, concediéndoles el bien más preciado de la creación.
Relato narrado por Juan A. Gil Valbuena, de Liegos